LOS PROBLEMAS DE SALUD MENTAL EN ATENCIÓN PRIMARIA


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Los trastornos y/o problemas comunes (también llamados “menores”) de salud mental, representan uno de los motivos de atención más importantes dentro de los servicios de Atención Primaria. Este tipo de problemas con un perfil con características, a veces, más psicosociales que clínicas, saturan en la actualidad las consultas de Atención Primaria.

Esta demanda parece estar relacionada con un exceso en la prescripción de fármacos para tratar casuísticas, fundamentalmente asociadas con sintomatología ansioso-depresiva, que quizás pudieran ser atendidas desde un abordaje principalmente psicológico.

Muchos médicos de familia se encuentran desbordados por la presión asistencial, por el poco tiempo que tienen para intentar atender a sus pacientes y, en ocasiones, por la falta de formación en técnicas psicológicas que les ayuden a enfrentarse a ellos de forma eficaz.

En el artículo El tratamiento de problemas psicológicos y de salud mental en atención primaria, publicado en la Revista Salud Mental, analizamos las características de las demandas de los pacientes y de las intervenciones ofrecidas por una muestra de médicos de familia, para tratar este tipo de problemas y su percepción sobre los mismos. A partir de la mirada de estos profesionales se indagan aspectos como la administración de psicofármacos, el tiempo dedicado a las consultas, la hiperfrecuentación de los pacientes, la interacción con los servicios especializados, la implementación de guías o protocolos de actuación, la formación en temas de salud mental o la opinión que tienen los médicos sobre la posible incorporación de psicólogos a los equipos de Atención Primaria.

En este estudio, se pone de manifiesto la gran prevalencia que presentan los problemas “menores” de salud mental. Es decir, la presencia de síntomas que no llegan a constituir trastornos establecidos y tipificados (como síntomas de ansiedad, angustia, depresión, etc.) y la presencia de problemas psicosociales (relacionados, por ejemplo, con situaciones como divorcios, problemas familiares, paro, etc.). Un dato especialmente llamativo señala que, los propios médicos consideran que, aproximadamente, un 39% de los pacientes tratados con psicofármacos podrían resolver su problema sin hacer uso de ellos. Además, el 79,2% de los encuestados reconoce que no utiliza el consentimiento informado cuando prescribe este tipo de fármacos. Es decir, no se informa(de forma oral o escrita) sobre los efectos (primarios y secundarios), beneficios, limitaciones y/o alternativas de tratamiento. Esto podría influir sobre la capacidad de los pacientes para ejercer conductas de autocuidado, limita la capacidad de elección (informada) y favorece la naturalización del consumo de psicofármacos, incluso para afrontar problemas menores asociados a circunstancias vitales. Si ni siquiera se dispone de tiempo para “escuchar” el problema del paciente, mucho menos se tiene para intentar ayudarle a buscar una solución. Lo “fácil y rápido” es la prescripción de fármacos como tratamiento de primera línea o elección, sin tener en cuenta que con ello la mayoría de las veces se cronifican los problemas pero no se resuelven.

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